martes, 23 de diciembre de 2008
FELICES FIESTAS
jueves, 11 de diciembre de 2008
C.D. BALONMANO LACIANA
Este vídeo hace un merecido homenaje a los diferentes equipos de Balonmano de Laciana. Desde aquí queremos dar difusión al vídeo y sumarnos al homenaje a todas las personas que han pasado por los diferentes equipos, portando en nombre de Laciana y luciendo con orgullo su escudo. Un abrazo a todos.
Fotos de Laciana
http://picasaweb.google.com/Paesicus/Laciana#
Agradecimiento
No querría dejar escapar la ocasión de invitaros a visitar el resto de páginas y blogs del valle, pues son muy enriquecedoras. Desde aquí lanzo el guante para crear, entre todos, una red de blogs y páginas de Laciana que cubran los diferentes aspectos de interés (cultura, naturaleza, patrimonio, minería, actualidad, historia, etc.). Si alguien se anima, que cuente con éste blog.
Un saludo a todos.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Laciana el buitre en nuestro valle
Damos difusión al trabajo que se está haciendo en Laciana para la recuperación de especies. Que siga ese magnífico trabajo.
sábado, 15 de noviembre de 2008
El Valle de la Libertad, de Victor de la Serna
"Entre el Valle de Babia, que dejamos a nuestra espalda y el Valle de Laciana, hacia el que vamos, apenas ocurre accidente orográfico importante. Las ondulaciones de la subcordillera cántabro-astur son un poco más turgentes, la vegetación arbórea disminuye un poco, hay una ligera soledad y, de pronto, lo que ocurre es que cambia el sistema hidrográfico. En un espacio de unos hectómetros hemos pasado de ver el río Luna recién nacido en un hilillo que corre entre "nomeolvides" a ver el río Sil, que también nace. Hemos pasado de la cuenca del Duero a la cuenca del Miño.
Hemos entrado en el Valle de la Libertad. Y se entra a él por frente al Otero de las Muelas, un castro que apenas se percibe desde la carretera, hacia la izquierda. Es un castro que fue habitáculo de una "gens" astúrida, un grupo de hombres y de mujeres que para avanzar con sus hijos y sus animales hacia tierras más benignas, luchando contra fieras, contra una naturaleza tremebunda y contra otros hombres y otras mujeres afines o extraños, más fuertes que ellos, tenían que "encastrarse" y pasar entre unos muros toscos, en unas viviendas elementales, años y años, tal vez renovándose las generaciones en el mismo lugar durante siglos. Juanín Uría (para sus condiscípulos de hace años siempre será llamado así don Juan Uría, catedrático de la Universidad de Oviedo, y el hombre que sabe más de estas cosas de España) ha explorado golosamente el Otero de las Muelas, probablemente asolado y luego utilizado por los romanos como puesto militar en el paso hacia la comarca del Bierzo, Eldorado del César.
El paso del hombre tiene siempre, para quien no haya arriado la sensibilidad, una enternecedora versión. El secretario del Ayuntamiento de Laciana, un raro y extraordinario ser de quien se hablará, me enseña, con ternura de joven patriarca, las muelas de piedra para moler... ¿qué cosa? Lo más, centeno o escanda, cereales pobres, para el pan negro; tal vez, cebada, para la levadura de la cerveza, la bebida de nuestros abuelos (claro que también la beida de la glorieta de Bilbao y de los dividendos de las fábricas de hoy, que Dios conserve por igual, los dividendos y la glorieta). Pero lo más probable es que con estas muelas (el cerro toma de ellas su nombre) se molió bellota de roble para el hambre feroz de la tribu.
Pero yo me he quedado un rato con un breve instrumento de hierro entre los dedos. Un instrumento universal, eterno, que nace tal vez en las manos de Eva y que me hizo temblar y me puso en pie indecibles sentimientos pueriles, inefables ternuras de varón hijo de algo: era un ganchillo de hacer punto. Una mujer, una pobre y elemental mujer madre de un niño o esposa de un cazador manejó, hace miles, miles de años este punzón, este ganchillo que aún no ha cambiado de forma, que es igual, exactamente igual a ese que tú manejas, lectora, y que del corazón de aquella mujer hasta su punta redondeada llevó ilusiones idénticas a las que van de tu corazón, por el mismo camino, en la misma escala sentimental, a la punta del tuyo. Tú eres cien veces nieta de ella, eres como ella, aunque los hombres hayamos hecho, al través de tantos siglos, tantas cosas para que tú seas más hermosa. Pero no más mujer.
Sigamos compañero, que estas cosas acaban por pegar al terreno mucho y también podemos "encastrarnos".
La capital histórica del Valle de Laciana, es San Mamés de las Rozas donde aún se alzan los restos de la casa fuerte, hidalga y brava de los García Buelta, los caudillos de la libertad lacianiega.
Por el Norte, el Valle está guardado por las rupestres murallas de que sus torres la collada de Cerredo, el Cueto de Arbás, Peña Rubia y Peña Ubiña. Por el Sur, cierran le valle unas montañas más blandas y boscosas, donde abunda el haya, el abedul -de tronco como de hueso bruñido-, el avellano, el piorno y hasta el tejo (viejo y casi desaparecido monarca de la floresta cantábrica). El pueblo más importante del Valle es hoy Villablino, (atención a casa de Martiecho, buena cocina, un dos estrellas por lo menos). Villablino, meca de la Ilustración de la Montaña Leonesa, conserva su empaque académico rodeado de brañas y minas.
La braña y la mina son los polos sobre los que la vida de Laciana gira. La braña es la pradería natural, fresca todo el año, de un verde esmaltado y brillante cuando las praderías del valle están secas y cuando todos los pastizales de España son como de alambre. A la braña vienen a pastar ganados de Extremadura, de la Serena, de la Alcudia, los grandes invernaderos de la merina española, "totem" nutricio de la hispana gente. Las cabañas famosas de la condesa de Bornos, del Conde de la Oliva, de la Condesa de Castelar, de Antonio Pérez Tabernero, de los hidalgos de la Sena, del conde de Campos de Orellana, suben todos los años a engordar las brañas lacianiegas. He saludado a los mayorales, que son mis amigos, mis viejos conocidos de otros caminos, noble gente, hospitalaria después de que vencido el recelo que les ha nacido de tanto tratar hombres y lobos. Puede ser que ese mastín con la voz de trompa de caza me haya conocido. El debe de decir: "Esta casta de tipo le he visto yo en algún sitio y no hace daño" (Y es verdad, hermano mastín: no hago daño).
En las Ordenanzas del Concejo Real de Laciana, se prevén normas para la conservación de la pureza de sangre de estos perrazos, un poco lanudos, parecidos al mastín del Pirineo aragonés. Los "cuzcos" tienen que ser exterminados y solo se conservan los ejemplares hermosos.
La braña da todavía de vivir al lacianiego: entre San Glorio y Somiedo, a todo lo largo del condal astur-leonés, pastan unas 700.000 cabezas de ganado. Cada una paga -una con otra- a los pueblos propietarios de la braña, unas 40 pesetas. (Echa cuentas, compañero; y si no salen veintiocho millones de pesetas, es que tenía razón el profesor Mataix: ni tú ni yo servimos para ingenieros.¡Mira tú que suerte para la ingeniería española!).
Se conservan aún restos de los intentos feudalistas del conde de Luna en la existencia de los llamados "aros de vecera arriba", es decir, la parte más alta de las brañas, la coronilla, que por una increíble persistencia todavía constituyen una fuente de ingresos para unos señores que ya nada tiene que ver con los Condes de Luna, y que son sucesores de antiguos compradores al conde del discutible derecho a los "aros". En estética histórica, la cosa es bonita. Pero debiera ser meramente honorífica, ¿no cree usted, querido ministro de Agricultura?.
La mina fue aquí, hace siglos, la mina de oro. El Silo, como el Órbigo, arrastran oro. Sabe Dios cuantos millares de vida de esclavos cantábricos han costado las explotaciones auríferas de los ríos de la cuenca del Sil en manos de los romanos, ávida gente, que nos transmitió todos los ensueños de Eldorado y que, como nosotros, andaba por el mundo en pos de la cultura y el Derecho, por un lado, y en pos de lo que brilla con más mortales, pero con más fascinadores fulgores, por otro. Aún quedan las trágicas oquedades de las Médulas, los canales de desagüe, las galerías, las escombreras que dan idea de la agitación humana que pobló éstas montañas y las montañas del Bierzo hace muchos siglos, y que fueron anuncio de la agitación que en torno al oro negro, el señor carbón, las puebla ahora. Solamente en Villablino, hay más de 5.000 obreros, con sus capataces, ayudantes, ingenieros, administradores, que le dan a la población y al valle, en un medio tan idílico como el de las brañas, la versión moderna, un poco de Alaska pequeña, con sus cantinas, sus almacenes, sus salas de fiestas y sus mocetones duchados a las siete de la tarde, cuando la carretera esla Vía de la Ilusión para las mocitas.
Pero hablemos del "otro" Villablnio, el más curioso y extraño, el Villablino de la Ilustración. En la plaza del pueblo, una fuente mana agua clara. Tiene el nombre de Sierra-Pambley en el frontón. ¡Ay quien tuviera unos millares de fuentes como esta en la acalorada España! ¡Ay, compañero, quién las tuviera, para saciar la sed de éstas criaturas...! ¿Te acuerdas de los cinco hermanos pescadores de los Ojos del Guadiana? Sólo uno sabía leer un poco.-" Víctor de la Serna
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Los castros "celtas y romanos"
Hablar de Castros Celtas y Romanos como punto de partida no es el mejor modo de acercar a la gente un proyecto que pretende ofrecer a los ciudadanos una visión clara sobre aquella época, y lo digo porque mal empezamos si utilizamos mal los términos. No se puede hablar de Castros Celtas (a pesar de lo extendido de la denominación), porque la investigación actual ha dejado atrás (salvo para unos pocos) la denominación "celta", para hablar de una Cultura Castreña, compuesta por un gran número de pueblos. En éste caso, y para ser exactos, se trataría de castros astures, concretamente de la tribu de los pésicos o paesicos. Hablamos de "Cultura Castreña", porque el Castro, es decir, el poblado fortificado, es el elemento aglutinador y común a toda la cultura, que a la vez presenta ciertas diferencias en su cultura material: cerámica, orfebrería, adornos,... así como posiblemente en sus costumbres, a pesar de contar con una serie de elementos culturales comunes. Por tanto, espero que quede claro que los únicos "Celtas" que han pisado Laciana son los "Celtas Cortos" cuando dieron su concierto en San Roque. Para hablar con propiedad, hablemos de Cultura Castreña y Castros Astures, que los lacianiegos tienen derecho a conocer su historia tal cual fue.
Por otro lado, los "castros romanos" responden a un fenómeno, la Romanización, en la que Roma, tras la conquista, ejerce una influencia cultural sobre los antiguos castros, a través de la adopción del latín, la incorporación de instituciones romanas, reorganización del territorio, influencia cultural y material (nuevos tipos de cerámica, casas cuadrangulares,...). También hay que tener en cuenta que Roma, en su búsqueda de minerales, realiza un reaprovechamiento e incluso fundación de castros mineros, ubicados en zonas de explotación minera, no solo de oro, sino de hierro, cobre, estaño,... Este tipo de castros han sido estudiados por Sanchez-Palencia, entre otros, en la zona de las Médulas. Laciana posee restos de minería romana de canales, por lo que es lógico pensar que gran parte de éste tipo de asentamientos responda a la presencia de una explotación minera por parte de los romanos, asentados en estos castros.
Por tanto, tenemos una población astur y una llegada de influencia romana, que cubren varios siglos de habitantes de Laciana, y que posteriormente, tras la reordenación urbana de los castros y la necesidad de asentar las poblaciones en los valles, daría lugar a poblaciones tardorromanas, villas, poblados altomedievales,... Pero eso es harina de otro costal.
Sin más, saludar la llegada de éste interesante proyecto y esperar que su desarrollo no se demore tanto como su puesta en marcha. Un saludo paésico
domingo, 9 de noviembre de 2008
Leyenda de D.Alvaro Buelta, Caballero de Laciana. Parte IV
E fue hecho por el rey Don Alfonso muy grand llanto de todos los suyos e muy grand sentimiento de la su muerte, e con razón, ca es verdad que fuera muy honrada en su tiempo la corona de Castilla e de León por él".
El cadáver del rey partió, a hombros de una gran comitiva, camino de Sevilla. El nuevo Capitán (Don Gonzalo Martínez de Oviedo había sido ejecutado tiempo atrás) ordenó que el campamento real quedase sosegado y nadie partiese de allí en tanto no se ordenase lo contrario. Y los moros que estaban en la villa de Gibraltar, salieron fuera y estuvieron muy quedos, no consintiendo que nadie saliera a pelear. Solo miraron cómo partían los cristianos y dijeron entre sí que, aquél dia había muerto un noble rey, un gran Príncipe del Mundo gracias al cual no sólo los cristianos fueron honrados, sino que también lo fueron los caballeros moros que contra él lucharon.
Aquel mismo año, Alvaro Buelta retornó a las montañas de León. Casó con una doncella de Orallo, hija única, con la cual tuvo tres hijos y tres hijas.
En la fachada de su casa plantó un escudo de piedra donde se veía un cielo estrellado y, debajo, un río y un puente. Y, sobre el puente, un letrero que, de derecha a izquierda rezaba: "Buelta, Buelta".
Desde entonces, sus herederos conservaron el apellido Buelta otorgado por el rey Don Alfonso el Onceno.
Entre el linaje de aquel primer Buelta legendario, hubo gente de todo tipo y condición. Algunos Buelta honraron grandemente al Concejo de Laciana, siendo jueces del mismo. Otros, sin embargo, vendieron estas tierras a los ambiciosos condes de Luna. Pero esas ya son historias para mejor ocasión.
Este relato está basado en la "Crónica del Rey Don Pedro", del Canciller Pedro López de Ayala. Todos los personajes, lugares y acontecimientos son rigurosamente históricos, a excepción de su protagonista, de quien sólo se conoce una leyenda jamás ubicada.
Publicado en "El Calecho" nº2 Otoño de 1983
sábado, 8 de noviembre de 2008
Centro de Recuperación de Especies El Soto
Este video pretende explicar la labor desarrollada en Laciana por éste importante centro, que acerca la naturaleza a las personas. Dedicaremos algún video más, creados por rinconesdelaciana.es, para difundir la importante labor de éstos fenómenos y para acercar la riqueza natural de Laciana a todos aquellos que aún no la conozcan.
Leyenda de D.Alvaro Buelta, Caballero de Laciana. Parte III
El día nueve de septiembre, al amanecer, apenas extinguido el jolgorio de la romería en Rabanal, Alvaro de Lorenzana, con veintiséis hombres más, marchaba en ruta hacia Aguasmestas de Omaña. Al mediodía, en este mismo lugar, se le unían los hombres de Ribasdesil tras haber franqueado la montaña de Salientes, para caer al Vallegordo.
Al declinar la tarde, en Canales, un fuerte contingente de asturianos de Teverga,Somiedo y Cangas de Tineo aguardaba para hacer noche. El día diez de septiembre, en Coyanza, Don Gonzalo MArtínez de Oviedo se ponía al frente de una tropa formada por cuatro mil hombres de a caballo.
Durante las semanas que siguieron tuvo lugar una larga y durísima marcha por los campos de Villalpando, Tordesillas, MEdina, Piedrahita, Talavera, los Montes de Toledo, Herrera, la Puebla de Alcocer, Hinojosa, Córdoba, Morón, Olvera, Grazalema y Medina Sidonia.
Al pie de ésta última fortaleza y sin dar tiempo a un respiro, el Capitán del Rey tuvo noticia de que el Infante Picazo, hijo del Rey Abulhacén de Fez, llamado Abomelic, había cruzado el estrecho de Gibraltar, al frente de ocho mil caballeros moros, dirigiéndose contra la Villa de Algeciras.
Sin dilación, las tropas de don Gonzalo Martínez salieron a cortar el camino. El encuentro tuvo lugar, con sol en lo alto, junto a las márgenes del río que llaman Guadalmesí.
Era este día el martes, veinte de octubre, del año mil trescientos treinta y nueve.
Se entabló un combate fiero, sanguinario.
Al comienzo, las tropas castellanas empujaron al infiel contra la orilla derecha del río, cuyas aguas se tiñeron de rojo.
Pero, más tarde, las tropas de Picazo se rehicieron tomando la iniciativa en la batalla. Docenas, centenares de malheridos y muertos sembraron la planicie. Los cristianos se vieron perdidos y cedieron terreno alarmantemente, hasta terminar huyendo, en franca desbandada, agolpándose, cayendo, aplastándose a la boca del puente. Los caballeros moros, embravecidos, cazaban por la espalda a un enemigo presa de pánico y en alocada fuga.
Fue entonces, en aquel momento crítico, cuando ocurrió lo inexplicable. Súbitamente, sobre las maderas de aquel puente atiborrado de jinetes despavoridos e infantes desesperados, se adentró el joven Alvaro de Lorenzana, blandiendo espada y pendón en lo alto del caballo, lanzando a contracorriente, hacia el mismo corzón del enemigo y gritando hasta desgañitarse:
Y la riada cristiana frenó, estupefacta, ante aquel gesto de temeraria valentía. Tras Alvaro retornaron unos pocos. Y, luego, más y más soldados castellanos. Todos los hombres del rey Alonso que aun podían mantenerse en pie, cargaron contra la hueste de Picazo. Comenzó a tambalearse el fiel de la balanza. El ejército moro quedó desconcertado. Rojas bajaban las aguas y rojo se tornaba el cielo de poniente cuando, al oscurecer, el hijo de Abomelic era capturado por aquel valiente desconocido, Alvaro de Lorenzana, artífice principal de una de las más notables gestas que conoció el reinado de Alfonso el Onceno.
En aquella batalla, junto al río Guadalmesí, centenares de soldados perdieron la vida, y entre ellos, todos los hombres de una aldea de las montañas de Somiedo: el Villar de Pigüeña que, desde entonces, se llamó el Villar de las Viudas o Villar de Vildas.
Tres semanas transcurridas desde el combate, el MAestre de Alcántara fue reclamado por el Rey, a la sazón residente en la fortaleza de Olvera. Alvaro de Lorenzana había de acompañar al Capitán de Andalucía.
El soldado lacianiego, rodilla en tierra, recibió sobre sus hombros las manos del monarca y escuchó, conmovido, las siguientes palabras: Gracias, Alvaro de Lorenzana. Gracias, caballero Don Alvaro Buelta. La Corona de Castilla y de León os estará eternamente agradecida.
La mañana del Viernes Santo del año de Mil Trescientos Cincuenta, Alvaro de Lorenzana vuelve la mirada y deja atrás las aguas de la bahía de Algeciras.
Llena el espacio el tañido fúnebre de una campana...
viernes, 7 de noviembre de 2008
Leyenda de D.Alvaro Buelta, Caballero de Laciana. Parte II
La Luna está cercada de un halo misterioso que presagia terribles acontecimientos.
Aúllan los perros a la orilla del río. Un viento gélido desciende desde las sierras de Almenara y del Arco. Nadie duerme.
Grupos de soldados se acurrucan a la vera de fogatas mortecinas. Apenas se encuentra leña para la lumbre. Toda se ha consumido en los centenares de hogueras donde, cada día, arden las ropas de docenas y docenas de soldados que fallecen sin cesar. La peste negra asola la costa andaluza. En esta noche de Jueves Santo, la guardia real ha evacuado los alrededores de la tienda principal. Sin embargo, a su puerta se observa un gran nerviosismo. Desde le interior transluce una lámpara y se mueven las sombras.
A tan solo veinte pasos, medio oculto por la oscuridad y el silencio, un caballero solitario parece vigilar atentamente.
Se mantiene en pie desde hace horas. No siente el frío. Su cabeza se halla descubierta. El viento agita el cabello rubio y lacio. Su cuerpo es fuerte, de mediana estatura. A pesar de la piel envejecida que los circunda, los ojos delatan una edad próxima a la treintena. A menudo parece fruncir el ceño, más aún, mientras intenta captar algún retazo de conversaciones furtivas que los visitantes, notoriamente contrariados, apesadumbrados, intercambian en voz baja a la puerta de la tienda real.
A lo largo de la noche puede distinguir algunos personajes. Condes, Maestres, Obspos y Caballeros. Cerca del amanecer acude, precipitadamente, el infante Don Fernando seguido de Don Juan Núñez de LAra, Señor de Villena. Sale Don Juan Alfonso, Señor de Alburquerque, acompañado de dos físicos moros.
Ya desde hace algunas fechas, todo el mundo aconseja al Rey que parta lejos de este lugar de Gibraltar, sembrado de pestilencia, donde han muerto y mueren, cada día, muchas compañas. Pero el Rey se niega a dar oído a los consejos y puensa que sería una gran vergüenza dejar, por miedo a la muerte, una fortaleza que está a pundo de rendirse.
Cuando ya, por el este, el espacio se aclara, el joven y misterioso caballero que permanece agazapado en las sombras, ha visto confirmarse el fatal rumor que recorre el campamento desde las últimas horas. El Rey Don Alfonso ha contraido un tumor. Los físicos moros y cristianos luchan, denotadamente, en contra de una situación desesperada.
Alvaro de Lorenzana, que así se llama el caballero solitario, lleva muchas horas sin probar bocado ni conciliar el sueño. Se aleja lentamente de la tienda real, arrastrando los pies sobre el rocío, con los ojos humedecidos y la vista perdida enla lejanía del mar. Monta en su caballo y se aproxima hasta la arena. Sobre las aguas un sol rojo, sangriento, comienza a levantarse entre la bruma. Y Alvaro de Lorenzana, ensimismado, recuerda aquel último verano de su juventud. Era un atardecer sereno en las montañas de Asturias y León. El lunes, veinticuatro de agosto del año mil trescientos treinta y nueve, tras que los cielos descargaran una potentísima tormenta, el arco iris se apoyaba en las murallas del Valle, a través de una atmósfera transparente y reposada.
Alvaro de Lorenzana, hijo segundo, de diecinueve años, descendía por la falta occidental del Muxiven, acompañado de algunos criados de la casa paterna. Llevaba consigo doce corderos lechales nacidos en aquella lejana majada, perdida en los últimos altos de Tsumachu y a la que los pastores moros llamaron "Almust-arab" o almuzara, que quiere decir "la arbizada".
Al poco, más allá del río, por bajo de Robles, sobre el empinado camino que remonta a Carrasconte, se escuchaba el gemir de unos cuantos carros que partieran, rato atrás, desde un lugar del mercado en Villablino. En sentido contrario veíanse descender, cabalgando, cinco hombres agrupados. Ya cerca del Río Oscuro, donde se unen los caminos, Alvaro de Lorenzana alcanzó a los jinetes forasteros.
En aquel instante llegaron a su fin los años felices y despreocupados de la juventud. Tocó , para Álvaro de Lorenzana, la hora de hacerse hombre.
Continuará....
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Leyenda de D. Álvaro Buelta, Caballero de Laciana. Parte I
domingo, 2 de noviembre de 2008
El Filandón
miércoles, 6 de agosto de 2008
Laciana en el Catálogo Monumental de la Provincia de León
Castros en los Valles de Leyenda
La obra de Florentino Agustín Díez, "Valles de Leyenda", recoge algunos relatos acerca del pasado de Laciana que merecen ser recordados. Uno de sus relatos recoge la presencia de castros en el territorio lacianiego, narrados como sigue:
"[...]En Laciana hubo un Castro-rey, la Zamora, y allí se alza su asiento preeminente. De la Zamora, partía, tajado en la dura roca, el legendario camino astur de la Serrantina. La tradición cuenta que aquello de la Zamora fue un castillo y había un túnel tapiado por el que sus antiguos moradores salían a surtirse de agua en el río. En efecto, desde el castro hasta el río que pasa muy hondo lamiendo la base del cerro, bajaba un conducto, un canalito oculto, bien construido en piedra, que se descubre intacto en alguna de sus partes; un carril sterrado por donde lo smoradores del castro deslizaban sus vasijas, sujetas a sus cuerdas, para alcanzar y subir el agua que necesitaban. El Castro-rey de la Zamora que no tiene nada que ver con la general leyenda mora de las creencias vulgares, aunque enterradas sus ruinas y fundamentos, desde la acrópolis hasta los talides, muros y fosos de defensa, y los habitáculos de sus gentes, permanece intacto, esperando la inteligente mano exploradora que ponga de manifiesto toda su importancia. Mirando hacia los barrios de Sosas, de cara al Noroeste, están las ruinas del caserío, las chozas circulares, testigos mudos pero elocuentes de lo que allí registró la empinada y difícil existencia de los remotos antepasados. Cuando un día las gentes de la Zamora se vieron forzadas a descender del culmen milenario, sembraron el valle de mínimos poblados, que después y ahora son aldeas y villas florecientes.
Abajo, en morros que avanzan sobre el río, están los tesos y sultesos y está el Castro de las Muelas, o como allí se dice, las Muelas del Castro. Un poblado mínimo, amurallado por las laderas que dan al viejo camino y al arroyo de las Galianas, en las faldas bajas del Cueto Nidio. Por arriba, el castrillón con su cabeza gruesa y ovalada y su largo espigón, todo ello construido de lajas de piedra bien arremetidas y compuestas, que era una defensa artificial del castro sobre el vado por donde usbía el camino que desde Rioscuro venía. Al lado del castrillón, los hornos, aún vivos en los troncos de roble calcinados y no lejos, las chozas redondas y los molinos de mano - las muelas- donde las gentes del castro molían la bellota para calbar el hambre voraz; fíbulas y cerámicas con ímbrices y ganchos y agujas de hierro.
Más castros en la comarca. No olvidemos el de Villaseca, cuyas peñas resquebrajadas por el aquel de las minas, tuvieron que ser amarradas con fortísimos cinchos de hierro para evitar que el castro, con todo su mito, se derrumbara sobre una parte del pueblo.
Por el lado de los Rabanales quedan el Castro Nuevo y el Castro Viejo; el primero, partido graciosamente en dos por una hondonada que llaman el Cavén y allí una ermita a la Virgen de Guadalupe. Muy cerca, en Llamas, las Coronas de Tardepanes,... En Caboalles de Abajo, la Cruz del Castro y más arriba los Prados del Castro, cerca de la braña de Valdepita. Y todavía otros, muy atrincherados, por las cercanías del Puerto de Leitariegos [...]"
"[...] en este juego dramático de las ambiciones romanas del oro, estuvo muy presente Laciana, su población astur, con su sangre esclavizada, aunque sin sofocar jamás el odio al invasor, conocedora de los venero áureos y su elemental extracción, que los romanos no despreciarían en absoluto. Recordemos os testimonios de las grandes excavaciones o médulas de la braña de Rabanal de Abajo, sin olvidar tampoco algún topónimo expresivo, como su Campo de la Escrita, losa punzada de textos mineros que existe, según noticia de Juan Uría y que es preciso reencontrar. También el término Aguadurria o arroyo de Urria que arrastraba escombros de la citada médula lacianiega. También, finalmente, la layenda dorada del río Sil, el de las pepitas de oro... de aquella denominación romana restan otros elocuentes testimonios, como el ara de San Miguel de Laciana, dedicada a un dios indígena, Craro deidad astur, romanizada en el latín de su leyenda votiva.
[...] La Serrantina sería entonces vía astur, vía de astures entre castros y castriechos, alzada y extendida sobre las cordilleras, libre y desembarazada de toda opresión externa[...]"
Este texto recoge lo que muchos lacianiegos conocen, la existencia de una gran cantidad de castros en Laciana. Sin embargo, la esperanza depositada por el autor en que fuesen objeto de estudio aún no han sido posibles. El abandono insitucional y cultural al que están sometidos los castros (y con ellos la gran cantidad de yacimientos arqueológicos y monumentos patrimoniales de Laciana) es lamentable. Es seguro que muchos yacimientos han sido ya destruidos o desmantelados, tanto por la minería a cielo abierto como por el "robo" de piedras por parte de algunas personas para "construir" cerraos en los praos. La presencia de nuestros ancestros en el Valle, que se manifiesta en los restos de sus poblados, sus aras votivas, sarcófagos, inscripciones, minas, etc. merecería una mayor atención por nuestra parte. Esperemos que el futuro permita la investigación de nuestros antepasados y la puesta en valor de estos yacimientos, para que los lacianiegos y los no lacianiegos podamos disfrutar del conocimiento de nuestro patrimonio.
jueves, 8 de mayo de 2008
marcha minera Villablino
En 1992, Laciana se levantó en lucha para intentar evitar el cierre de el Pozo María y en definitiva el cierre total de la MSP. Tras duros enfrentamientos con los antidisturbios,500 mineros fueron andando a Madrid a luchar por su trabajo. Éste es un pequeño video que recoge algunos de los momentos vividos durante aquel conflicto, y que evidencian la garra de un valle que luchó por su futuro... Triste es pensar que aquella garra pueda habernos abandonado, en tiempos donde el neoliberalismo ha calado tan hondo que los obreros son incapaces de luchar ante el patrón y el caciquismo empresarial campa a sus anchas.
Piedrafita de Babia paraiso natural - www.mallauto.es
Después de ver Piedrafita en 1983, Mallauto nos regaló éste video de Piedrafita en la actualidad. Comparen cuanto ha cambiado todo en éstos 25 años.
Piedrafita de Babia en 1983 - León - Spain - www.mallauto.es
Aquí os dejo un bonito video sobre Piedrafita de Babia en 1983, realizado por mi amigo Mallauto. Puede apreciarse como pasa el tiempo y lo que cambia en su lento caminar, dejando atrás paisajes que guardan el misterio del ayer.
viernes, 25 de abril de 2008
Epigrafía Romana en Laciana
jueves, 21 de febrero de 2008
Las Paridas de Camilo I
Se innaugura una sección de humor, las Paridas de Camilo, que recoje las grandes paridas del Premio Nobel don Camilo José Cela
lunes, 18 de febrero de 2008
domingo, 17 de febrero de 2008
viernes, 25 de enero de 2008
El Tejo (Taxus baccata L.)
lunes, 21 de enero de 2008
Apiano: Guerras Ibéricas / Aníbal
Estrategia en el mundo antiguo
domingo, 20 de enero de 2008
Ordenanzas del Concejo General de Laciana de 10 agosto de 1668
miércoles, 16 de enero de 2008
El Privilegio de Leitariegos de 1326
Fecho en Burgos, lunes catorce dias andados del mes de abril, en era de mill e trescientos e sassaenta e quatro annos.
El infante don Felipe, adelantado mayor de Gallizia e pertiguero de Sanctiago, conf.- Don Johan, fijo del infante don Manuel, adelantado mayor de la Frontera en el regno de Muarçia, conf.- Don Johan, fijo del infante don Johan, señor de Vizcaya, conf.
Don Johan, arçobispo de Toledo primado de las Espannas e chançeller de Castiella, conf.- Don fray Berenguel, arçobispo de Santiago, capellan mayor del rey, chançeller e notario mayor del regno de León, conf.- Don Johan, arçobispo de Sevilla, conf.
Don Gonçalo, obispo de Burgos, conf.
Don Johan, obispo de Palencia, conf.
Don Simon, obispo de Siguença, conf.
Don Pedro, obispo de Segovia, conf.
Don Oían, obispo de Osma, conf.
Don Miguel, obispo de Calahorra, conf.
La Iglesia de Cuenca, vaga
Don Sancho, obispo de Avila, conf.
Don Domingo, obispo de Plazençia, conf.
Don Oían, obispo de Cartagena, conf.
Don Fernando, obispo de Cordova, conf.
Don Ferrando, obispo de Jahen, conf.
Don fray Pedro, obispo de Cadiz, conf.
Don Oían Núñez, maestre de Calatrava, conf.
Don Fernando Rodríguez, prior del Ospital, conf.
Don Iohan Núñez, fijo de don Suero, conf.
Don Iohan Alfonso de Haro, señor de los Cameros, conf.
Don Suero, fijo de don Diago, conf.
Don Ferrnant Ruyz de Saldaña, conf.
Don Diago Gomez de Castanneda, conf.
Don Iohan Garçia Malrrique, conf.
Don Lope de Mendoçz, conf.
Don Johan Ramírez de Guzmán, conf.
Don Pedro Ferrandez de Villamayor, conf.
Don Iohan Alfonso de Guzmán, conf.
Don Iohan Perez de Castanneda, conf.
Don Goncalyz d’Aguilar, conf.
Don Pero Anrriquez de Harana, conf.
Don Lope Royz de Baeça, conf.
Garçia Laso, merino mayor de Castiella, conf.
(En el centro, signo rodado con cuatro cuarteles de leones y castillos y dos leyendas. En la interior se lee: SIGNO DEL REY DON ALFONSO. En la exterior: EL INFANTE DON FELIPE MAYORDOMO MAYOR DEL REY CONFIRMA. DON IOHAN SEÑOR DE VIZCAYA ALFÉREZ DEL REY CONFIRMA)
viernes, 11 de enero de 2008
Celebración Guerras Cántabras
En muchos lugares del noroeste, se celebran conmemoraciones de las famosas Guerras Cantabro-Astures que enfrentaron a astures y cántabros contra los romanos, en la última fase de la conquista romana.
Laciana tuvo que ser un escenario de relativa importancia en la antigüedad, como demuestran los castros prerromanos y los asentamientos romanos y castros mineros, las minas romanas y canalizaciones para obtener oro, aras votivas,... Y sin embargo sus habitantes desconocen éste pasado y no lo valoran, cuando podría ser una fuente de riqueza cultural y turística.
Este video pretende demostrar que hay actividades que se pueden realizar basándose en un conocimiento y respeto de su pasado, en un hermanamiento entre el hoy y el ayer.
Concienciar a los lacianiegos para conocer su cultura merece la pena.
martes, 8 de enero de 2008
Pasado Cercano, Futuro Incierto
Atrás quedan los años dorados de la mineria en Laciana, cuando Piñón Fijo cantaba sus éxitos. La Reconversión brutal del sector provocó un descenso de la población y el empleo, una crisis que seguimos arrastrando y el abandono de la mina de interior por el cielo abierto, más destructivo con la naturaleza.
Este es un pequeño reportaje de El Travesal (Colominas, Villablino), donde trabajó mi padre y donde aún está vivo el recuerdo de mi infancia, cuando acompañaba a mi madre para esperar a que mi padre saliese de trabajar. Ahora son vestigios de un pasado, pero también indican un futuro incierto.
Arqueología Industrial para algunos, esqueleto de una comarca para otros, fósil de una época mejor...
La Carta Puebla concedida por Alfonso X a Laciana en 1270
Nos, por les fazer bien y merced, e porque la tierra sea mejor poblada e se mantenga más en justicia, dámosles e otorgmamosles todos los nuestros regalengos e todos los nuestros derechos que y avemos e devemos aver enesta tierra sobredicha que los ayan libres e quitos para siempre jamás. Salvo ende el patronadgo delas iglesias que retenemos para nos, e ellos que ayan la renda dellas las que solían dar a nos o al rrico ome quela tierra terna por nos. E estos derechos e estos regalengos les damos en tal manera que ellos pueblen enel lugar o dicen Sanct Mamés. E que fagan y villa e todos los que y poblaren que tengan y las mayores casas pobladas e encierren y su pan y su vino.
E otro sí, les otorgamos que fagan y mercado cada selmana en día de martes, e que todos aquellos que y vinieren que vengan e vayan seguros así como a todos los otros mercadas de Asturias.
E otro sí, les otorgamos el fuero de Benavente porque se judguen, e los que se alçaren de los juyzes desta puebla quese alcen a nos e non a otro lugar.
E otro sí, les otorgamos que ayan estos términos libres e quitos por estos lugares, como comiença porla caraçal delos Vaos e dende ala Piedra Forçada de Carascón e porla sierra de Torona de goda que parte con Vabia, e dende ala barnna de Almuçara la Vieja que parte con Babia e con Sen Miedo e por Piedra Frinso e dende como parte con Sen Miedo e por el Aluergueria de Castrernal que parte con Cangas, e por el piélago del Moro que parte otrosí con Cangas e por elpino que es cabo de casa de Pedro Martínez de Degaña assí como parte con Cangas, e dende por cima de Piedra Fita. E dende porla sierra de Queyxa e por el río de Teyxedo e por el río de Urria. E dende al coto de Çebelledo e dende al quadro que pro con Bivero e por la sierra de Trabajes que parte con los Vaos.
E por estas cosas sobredichas queles damos han a dar cada anno a nos o aquien la tierra touviere por nos ochenta maravedís, la meatad por San Martín e la otra meatad por Sanct Juan de junio, e diez maravedíes para yantar al rico omne quela tierra touviere por nos e otros tantos al merino que y andoviere por nos una vez enel anno quando y fuere por razon de fazer su officio.
E otro sí, porque se temían quesi el rico omne y metiese sus omnes que recadbasen el portadgo que les farían muchas escatimas pidieron nos queles diésemos el portazgo sobredicho e que nos darian porello ciento y cincuenta maravedíes a estos plazos sobredichos. E nos otorgámosgelo que le ayan libre e quito e lo recauden por sus omnes ental manera que lo non tomen sinon como lo solían tomar fasta aquí.
E por esto que sean escusados de todos los otros pechos salvo ende moneda e hueste quando acaeciere. Pero los fijos dalgo que y poblaren que non pechen moneda aquellos que la non solíen pechar ante que y poblasen.
E mandanos e defendemos que ninguno non sea osado de yr contra este provilegio para quebrantarlo nin para menguarlo en ninguna cosa, ca cualquier que lo fiziese aurie nuestra yra e pecharnos ye en coto diez mill maravedíes. E alos pobladores del logar sobredicho o a quien su boz oviese todo el danno doblado.
E porque esto sea firme e estable, mandamos sellar este privillegio con nuestro sello de plomo. Fecho el privillegio en Burgos sábado, veynte e quatro días andados del mes de março, en era de mill e trescientos e ocho annos.
E nos, el sobredicho rey don Alfonso reinante e unu con la reyna donna Violante mi muger e con nuestros fijos el infante don Fernando, primero e heredero, e con don Sancho e don Pedro e don Juan e don Jaymes en Castilla, en Toledo, en León, en Galicia, en Sevilla, en Córdova, en Murcia, en Jaem, en Baeça, en Badajoz e enel Algarbe otorgamos este privillegio e confirmamos lo.
Don Sancho, arçobispo de Toledo e chanciller del rey, confirma. La Yglesia de Brugos vaga. Don Tello, obispo de Palencia, confirma. Don Fernando, obispo de Segovia, confirma. Don Lope, obispo de Sigüençza, confirma. Don Agostín, obispo de Osma, confirma. Don Pedro, obispo de Cuenca, confirma. Don fray Domingo, obispo de Avila, confirma. Don Virión, obispo de Calahorra, confirma. Don Fernando, obispo de Cordova, confirma. Don Pedro, obispo de Plazencia, confirma. Don Pascual, obispo de Jaem, confirma. La Iglesia de Cartagena vaga, confirma. Don frey Joan, obispo de Cadis, confirma (sic). Don Juan Conçales, maestre dela orden de Calatrava, confirma. Don Remondo, arçobispo de Sevilla, confirma. Don Alfonso de Molina confirma. Don Philippe, confirma. Don Luis, confirma. Don Nuño Gonçales, confirma. Don Lope Días, confirma. Don Simón Ruys, confirma. Don Juan Alfonso, confirma. Don Fernando Ruys de Castro, confirma. Don Juan García, confirma. Don Diego Sanches, confirma. Don Gil García, confirma. Don Pedro Cornel, confirma. Don Gómez Ruys, confirma. Don Rodrígo Rodríguez, confirma. Don Enrique Peres, repostoreo mayor del rey, confirma. Don Yugo, duc de Vergonna vasallo del rey, confirma. Don Enrri, duc de Loregne vasallo del rey, confirma. Don Alfonso, hijo del rey Joan Dacre emperador de Constantinopla e dela emperatriz donna Berenguella conde do (sic) vasallo del rey, confirma. Don Luys, hijo del emperador e dela emperatriz sobredichos conde de Belmonte vasallo del rey, confirma. Don Juan, fijo del emperador e dela emperatriz sobredichos conde de Monforte vasallo del rey, confirma. Don Gastón, vizconde de Vearre vasallo del rey, confirma. La Yglesia de Sanctiago vaga. Don Martín, obispo de León, confirma. La Yglesia de Oviedo vaga. Don Suero, obispo de Çamora, confirma. La Yglesia de Salamanca vaga. Don Ermán, obispo de Lugo, confirma. Don Juan, obispo de Orenses confirma. Don Gil, obispo de Tui, confirma. Don Nuño, obispo de Mondoñedo, confirma. Don Fernando, obispo de Coria, confirma. Don frey Bartolomé, obispo de Silue, confirma. Don fray Lorenço, obispo de Badallos, confirma. Pelay Peres, maestre de la orden de Sanctiago, confirma. Don Garci Fernando, maestre dela orden de Alcántara, confirma. Don Guillén, maestre dela orden del Temple, confirma. Don estevan Fernández, adelantedo mayor de Gallicia, confirma. Maestre Joan Alfonso, notario del rey en León e arcediano de Sanctiago, confirma. Don Alfonso Fernández, fijo del rey, confirma. Don Rodrigo Alfonso, confirma. Don Martín Alonso, confirma. Don Rodrigo Yuanes, pertiguero de Sanctiago, confirma. Don Gil Maríinez, confirma. Don Martín Gil, confirma. Don Joan Fernández, confirma. Don Ramiro Días, confirma. Don Ramiro Rodríguez, confirma. Signo del rey don Alfonso. Don Alfonso García, adelantado mayor de tierra de Murcia e del Andalozia, confirma.
Millán Pérez de Aellon lo fizo escrivir por mandado del rey en el anno de dizeocheno quel rey sobre dicho regno. Pedro García de Toledo lo escrivió.
De vuelta
Quiero felicitaros el año a todos los que habeis visitado el blog y a los que lo vayais a hacer, y dar las gracias especialmente a Carlos de Comando Cucaracha por su firma. Yo también espero que un dia podais tocar en Laciana y conocer este Valle de la Libertad, con todas los regalos que ofrece. Por desgracia hay muchos lugares que, como Pirineos o Laciana, son víctimas del Neoliberalismo que extiende sus garras por cada recodo....
Sin más, os deseo un buen año y que visitéis éste vuestro blog, un granito de arena más para colaborar con el Valle de Laciana.